Fue tan grande el impacto de este álbum que hubo que inventar una etiqueta nueva para poder describirlo. En el Trip-Hop confluían Dub y Soul, Hip-Hop y Electrónica. Ritmos suaves sujetando una fuerte tensión. Voces preciosas entre atmósferas oscuras. Crítica social recitada con elegancia. Estética minimalista de compleja confección.
Lo tenía grabado en una cassette de 46 minutos. Cuando lo escuchaba me parecía una breve y preciosa joyita. Al buscarlo en vinilo, años después, me encontré con precios desorbitados, incluso las reediciones post año 2000. Hasta que un vendedor inglés lo colgó en discogs a buen precio, si bien tenía algo dañada la portada (deformada por hacerse mojado). Ese defecto no era grave, pero luego me di cuenta de que el anterior propietario había escrito su nombre en una galleta (con letras muy bonitas eso sí, pero cometiendo una de las mayores absurdeces contra la integridad de un vinilo). Por ello seguí buscando este álbum. Lo encontré de casualidad. Una vendedora donostiarra de wallapop a la que encargué el Blues de la frontera, me pasó fotos de otros vinilos que tenía por casa. Entre Tears for fears y lindezas así tenía el Blue lines primera edición del sello Wild Bunch, con la portada censurada (debido a la reciente invasión de Irak en la Guerra del Golfo, no se les permitió poner el nombre completo del grupo, y se quedó en un lacónico Massive). Me llevé los dos a precio de saldo. Y puse a la venta la edición de Virgin. Pero al encontrar comprador dudé. Comparé el sonido y el de Virgin ganaba por goleada. Pero tenía sus taras... Quedarme la portada de Wild Bunch y el vinilo de Virgin era un sacrilegio impensable. Traspasé la primera edición. Preferí sonido a objeto. Aunque si que intercambié los insertos, que en la edición original era más grueso.
