miércoles, 31 de enero de 2018

Red Hot Chili Peppers - One Hot Minute (1995)


Con este LP podría comenzar la serie DIPAB; "Discos infravalorados porque el anterior fue la bomba". Y sí, era difícil superar a Blood, Sugar, Sex, Magik. Y ya imposible cuando John Frusciante abandonó la banda. Pero a mí me moló este disco en su día. El tan criticado Dave Navarro le aportó mucha caña rockera. Y sí, había menos Funk, pero las canciones seguían brillando. Un disco para redescubrir, vista la deriva pop que hicieron a partir de este LP.



Este disco lo compré cuando Discogs no era el Wall Street de los vinilos. Cuando la gente quería vender sus discos y no especular con el precio. Cuando podías encontrar discos a buen precio y no competiciones a ver a qué precio record consigues vender. Lo colgó un vendedor holandés a 12 €. Le pregunté gastos de envío para ver si me salía rentable. Resulta que era español y que me lo podía entregar en mano en Madrid una amiga suya. Sí, alucinante. Además quedamos en una parada de tren cercana a mi casa. ¿Qué más se puede pedir? Pues que el vinilo estaba impoluto y sonaba perfecto. 

jueves, 25 de enero de 2018

Johnny Cash & The Tennessee Two - His Top Hits



Primeras grabaciones del hombre de negro cuando aún no era  llamado así. Se convirtió en la estrella del sello Sun Records tras la marcha de Elvis Presley a RCA. Aquí aparecen ya sus éxitos Folsom Prison Blues y I Walk the Line. Ya está muy marcado su estilo sobrio, con su voz profunda y la temática trágica de sus canciones. 

Cuando hice la criba de vinilos condenados a desaparecer de mi colección, este iba dentro de la caja de salida, junto con muchos otros de rockabilly o doo wop. Lo colgué en Discogs para su venta sin haberlo siquiera escuchado. Me traia buenos recuerdos pero, para qué tanto rockabilly.
Unos meses más tarde, un comprador desde Illinois me hacía un pedido por él. ¿Cómo es posible? Si se va a gastar el doble contando los gastos de envío. ¿No hay por allí buenos recopilatorios de Johnny Cash? 
Entonces volví a escuchar esta maravilla. Me dejé mecer por el ritmo  del contrabajo. Los pies se me iban tras la melodía. Y la voz de Cash me sedujo de nuevo. Como cuando decía que no me gustaba el Country pero adoraba este disco. Reposado, sin estridencias. Monótono pero no aburrido. Me dije que este disco no salía de mi casa. Y así fue. Al menos en parte.
No podía desatender un pedido, pues me arriesgaba a una mala valoración en la web, lo cual reduciría mi fiabilidad como vendedor. Así que me dispuse a buscar uno igual. Encontré dos ejemplares en Todocoleccion. Estaban de precio por las nubes. Conseguí negociar con uno de ellos una rebaja. Pero me dijo que tardaría unas semanas en enviármelo pues estaba de vacaciones.
Me inventé un drama digno del propio Cash y le dije al comprador que se lo enviaba en septiembre, cuando"recolocara" mi vida. El tipo aceptó.
Cuando me llegó el LP, aparte de estar en excelente estado, observé que la portada era diferente. La mía tenía un acabado mate. Típico de las ediciones de Zafiro. Pero este no. Éste era brillante. Así que, me quedé con mi vinilo, por no deshacerme de ese plástico que tantas buenas vibraciones me había procurado. Pero mandé la portada mate para Illinois. Al menos algo gané con tan extraña venta. Pero, sobretodo, mantuve esta joya conmigo.

viernes, 19 de enero de 2018

The Best of Wilson Pickett.




Su interpretación de Land of 1000 Dances muestra toda la fuerza y el magnetismo del Soul de Memphis. Padre de hits cientos de veces vesioneados como In the Midnight Hour. Protagonista invisible de una de mis películas favoritas, The Commitments, protagonizada por músicos ambulantes dublineses que montaban una banda de Soul. La película tuvo tal éxito que hicieron giras reinterpretando viejos clásicos como Mustang Sally, una de las piezas principales de la banda sonora.  Nos dejó hace 12 años un 19 de enero. El mejor homenaje es irnos de fiesta hoy a ritmo de Mustang Sally.

Me encanta esta colección de grandes éxitos de los principales artistas del Soul que sacó el sello Atlantic. Con esas portadas estilo cubista y una inmejorable selección de buenos temas. Tengo también la de Otis Redding y la de Booker T & The MGs y estoy muy tentado de conseguirla entera...

jueves, 18 de enero de 2018

¿Que qué tipo de coleccionista de vinilos soy? Pues "Voraz"

Leo este artículo de un periódico, El Comercio de Perú. El típico artículo para cazar nuevos lectores a través de alguna tendencia de moda. En este caso el coleccionismo de discos de vinilo, moda asociada al hipsterismo. Intentan hacer una clasificación de  los tipos de coleccionistas de vinilos que existen. Y siento decirles que no me reconozco en ninguno de ellos. 
No colecciono vinilos por amor a lo vintage. Es curioso que la mujer que ponen de ejemplo, colecciona rockabilly, que es la música que yo empecé comprando. A ella le parecerá muy cool rodearse de objetos del pasado. Seguro que viste con ropa retro y se maquilla como en los '50. Su serie favorita es Madmen. 
No amo lo vintage pero reconozco el encanto de escuchar música en el formato en el que nació. El jazz, el blues, el rock y todo lo que vino después está muy asociado al vinilo. El formato de reproducción determina la presentación de la música. Hasta antes del CD, los álbumes no duraban más de 45 minutos porque ese era el máximo que cabía en un vinilo. Los primeros músicos de Jazz preferían tocar el clarinete porque sonaba mejor a través de la Radio de la época. Cuando la tecnología mejoró, en el Jazz apareció el saxo o la trompeta como instrumento principal. 
En ese sentido me puedo identificar con el coleccionista romántico. Pero el artículo no incluye al coleccionista por placer de serlo. Es decir, aquel que disfruta poseyendo los vinilos. Claro que yo disfruto escuchándolos, pero también siento placer buscándolos, encontrándolos y acumulándolos.
Así que añadiría el coleccionista "voraz". Aquel que dedica mucho tiempo a curiosear webs de venta de vinilos (Todocoleccion, tiendas online). Aquel que cuando encuentra un vínilo a buen precio, consulta Allmusic para enterarse se merece la pena comprarlo. Aquel que cuando escucha una canción por la radio,  consulta Discogs para conocer las ediciones que existen de ese álbum y a cuánto se venden.  Aquel que pierde interés en un músico si sus discos sólo están publicados en formato CD. Aquel que no sabe qué discos le interesarán el mes que viene ni dónde está el límite de su colección interminable.
El siguiente gráfico representa perfectamente mi voracidad:

lunes, 15 de enero de 2018

Peter Tosh - Equal Rights (1977)

No quería estar a la sombra de Bob Marley en The Wailers. Por ello, Peter Tosh inició su carrera en solitario. Con este segundo LP, demostró que era una estrella de primera línea, y no sólo para el Reggae. Los Rolling Stones le ficharon para su sello, con el que grabó sus tres siguientes discos.
Más político que Marley, y con un estilo musical potente y poderoso, sus letras señalaban el conflicto y alentaban a la lucha.
En este Equal Rights, aparte de la archiconocida Get up, Stand up, podemos encontrar himnos como Downpressor Man, Stepping Razor o la que da título al álbum.
Este vinilo estuvo todo un verano apoyado en la pared al lado del plato giradiscos, con varios vinilos encima. Cuando lo volví a reproducir, saltaba la aguja que parecía que la hacía botar el ritmo del Get up, Stand  up. Revisándolo me di cuenta de que tenía una curvatura en un borde. Muy pequeña pero suficiente.
Me leí los consejos tipo qué hacer para enderezar un vinilo doblado. Pasé de las recetas que incluían horno. Metí el vinilo bajo una torre de pesados libros unos tres meses. No sirvió para nada. Así que lo metí bajo un mueble cargado de libros (bien protegido entre cartones). Y esperé 6 meses. Ayer lo saqué. La curvatura sigue ahí. Pero al menos ya no salta.

domingo, 14 de enero de 2018

Sex Pistols - Where were you in '77?


Pues yo tenía 4 años, así que me imagino que jugando a los Clicks o viendo Mazinger Z.

Hoy se cumplen 40 años del último concierto de Sex Pistols (si no contamos su regreso por la pasta de 1996, y ya sin Sid Vicious). Ocurrió en su desastrosa gira norteamericana, donde se desinfló todo el hype (como se dice ahora) y  el público se dió cuenta de que le estaban dando gato por liebre (como se ha dicho toda la vida). Podían tener las pintas más molonas, incluso un discazo bajo el brazo; pero les cancelaron la gira completa tras dar unos pocos conciertos decepcionantes en EEUU.

El vinilo muestra lo que podía ser un concierto de Sex Pistols. Mucho ruido, mucho ruido y mucho ruido. No lo digo como crítica. Ya me hubiera gustado verles en esa época. Ni tampoco me resultaba molesto cuando lo escuchaba en mi época universitaria. Recuerdo que era uno de mis favoritos para estudiar. Si me hubiera puesto Never Mind the Bollocks, no me hubiera podido concentrar pues se me irían los pies a bailar. Pero este directo era como ruido de fondo. Como el que hace el aire acondicionado y que no eres consciente pero está ahí hincándose en tu oído. Yo creo que me ayudaba a entrar en tensión y no dormirme mientras empollaba.

Y tú, ¿dónde estabas en el '77?

sábado, 13 de enero de 2018

Paul McCartney - Choba B CCCP (1988)




Un año antes de la caída del Muro de Berlín, Paul McCartney publicaba este LP exclusivamente en la URSS. Emulando el mítico (para mí) álbum Rock'n'Roll, de John Lennon, grabó un puñado de clásicos de los años 50 y 60. Se los ofrecía al sufrido público soviético, que había tenido que escuchar clandestinamente durante décadas esa música prohibida por el régimen.

Los discos de rock y jazz circulaban en copias piratas hechas sobre plástico de radiografías, un formato barato y que permitía camuflarlo de la policía política. La apertura al mundo que supuso la Perestroika, permitió que la cultura occidental fuese legalizada.
Cuando adquirí este LP en 1990, sentí que tenía un trozo de historia en mis manos. Sigo teniéndole bastante estima, aunque Allmusic lo valore con 2 míseras estrellas y en Discogs se pueda encontrar barato.

viernes, 12 de enero de 2018

Alice Coltrane - Ptah the El Daoud (1970)


Hoy se cumplen 11 años de la muerte de Alice Coltrane, pianista y compositora de Jazz. Viuda de John Coltrane, desarrolló tras la muerte de su marido su propio camino musical, integrándolo con la espiritualidad hinduista, llevando al Jazz al terreno de la meditación. En este magnífico álbum,  lleno de referencias místicas, nos deleita con la utilización del arpa, una de sus aportaciones al Jazz, en temas preciosos como Turiya & Ramakhrisna.
La copia que tengo de este álbum no es la original de Impulse!, pues no ha habido reediciones desde los primeros años '70. Al menos oficiales. Si existe esta edición pirata, editado por la misteriosa etiqueta  Produced by Coltrane Records. El vinilo tiene buen gramaje y suena muy limpio. Portada y contraportada son copias de las originales. Los créditos de los participantes y los datos de la grabación, están impresos en las galletas del vinilo, sobre las fotos de los músicos.
Escuché hace pocos meses el programa que de dedicó Retromanía de Radio 3. No había oído nunca música de Alice Coltrane. Quedé muy impresionado. Y como devorador que soy, acudí a mis dos colmillos principales. Allmusic primero (para encontrar sus discos clave) y a Discogs después (para ver disponibilidad y precios). Elegí este pero Discogs ya no permite la venta de discos piratas (unofficial le llaman ellos). Pero localicé una copia en todocoleccion, donde todo se puede encontrar, aunque sea una vez y ya nunca más. Tuve suerte esta vez. Y siento esa suerte cada vez que reproduzco este vinilo.

jueves, 11 de enero de 2018

Veneno - Veneno (1977)



Vamos a empezar por el principio. Finales de los setenta en el bajotierra (underground que dicen los guiris) andaluz.  Se juntaron un jipi admirador de Dylan y dos gitanos flipados por el blues y  se inventaron el flamenco-fussion. Que sí, que Smash estaba antes. Pero esto no era un grupo de rock que buscaba experimentar con las raices de su tierra. Esto partía de las mismas entrañas del flamenco, buscando sangre nueva. Las guitarras de Rafael y Raimundo Amador cabalgaban desbocadas entre flamenco y blues. Las letras de Kiko Veneno pintaban una surrealidad poética y descarada.
Nadie les hizo mucho caso. Se dice del debut de la Velvet Underground en 1967 que, los pocos que compraron su disco montaron una banda. Aquellos pocos que compraron el primer disco de Veneno no se si montaron una banda, pero se les quitó la tontería del purismo en el acto. De allí salieron Pata Negra y el propio Kiko Veneno. Y le han seguido todos aquellos que han fusionado el flamenco. Desde Martirio a Mártires del Compás, Delinquentes u Ojos de Brujo.
Ya me había dejado seducir por La Muchachita, corrido aventuras con Los Delincuentes o partido de risa con San José de Arimatea. Pero fue por culpa de Francis Elizalde que me hice con este LP. Por cerrar solemnemente un Taller de Bioenergética con No pido mucho, una preciosa canción que se me quedó clavada:


No pido mucho

poder hablar sin cambiar la voz
caminar sin muletas
hacer el amor sin que haya que pedir permiso

escribir en un papel sin rayas

La canción se va transformando y cierra el disco en modo trabalenguas, tal y como empezó, con esta cita del Dr. R. D. Laing, uno de los padres de la psiquiatría:

Me devora

mi miedo devorador
a ser devorado

por tu miedo devorador

a que te devore


miércoles, 10 de enero de 2018

The Best of Fats Domino



Otra estrella que se apagó en 2017. Pionero del Rock'n'Roll, el genio de Nueva Orleans aportó el sonido del piano Boogie-woogie y su enorme sonrisa. Compositor de grandes clásicos durante toda la década de los años '50. Se anticipó a Elvis y a Bill Haley, y junto a ellos es reconocido como padre del Rock'n'Roll.

martes, 9 de enero de 2018

Thelonious Monk - Straigh No Chaser


Straight, No Chaser de Thelonious Monk es un disco importante para mí pues fue el que me animó a introducirme en el Jazz. Tenía alguna cinta grabada de esas colecciones interminables tipo Historia del Jazz o Los Grandes del Jazz. Charlie Parker, Lester Young o Chet Baker. Las escuchaba, me gustaban y ya. Pero no sé qué tuvo este LP para que lo escuchase muchas veces tras descubrirlo. Durante mucho tiempo fue el único disco de Jazz que tenía (un CD grabado). Solía volver a él cuando me apetecía escuchar algo tranquilo pero excitante. 

Años después, cuando me propuse coleccionar los vinilos de aquellas obras que habian significado algo para mí, busqué este  álbum. No aparecía ninguna copia a buen precio en el mercado de segunda mano. Al menos en Europa. Como sabe cualquier husmeador de discogs.com, los precios son buenos en USA, pero los gastos de envío, insalvables. Localicé una copia en Galicia. Pero no llegué a un acuerdo sobre gastos de envío con el vendedor. Meses después volví a contactar con él, pues no aparecía ninguna copia del álbum y él seguía sin venderlo. Lo compré y, al abrir el paquete, resulta que me había enviado la banda sonora de la película del mismo nombre. El tipo me había timado o no había catalogado bien el disco. Le escribí reclamándole, ya con la página de PayPal abierta para pedir reembolso. Para mi sorpresa, tenía los dos vinilos y se había equivocado. Me mandó el correcto y asumió los gastos de la devolución. Todo un caballero.

lunes, 8 de enero de 2018

Rancid - Let's Go


Cuando se publicó este álbum, yo ya me había pasado al Compact Disc. Me había resistido bastante. Como me dijo un día el dueño de Discos Del-Sur, los rockabillies no pasábamos por el aro. Pero entre que ya no todo salía en vinilo, que era cómodo eso de no levantarte a poner la cara b y, sobretodo, que adquirí un Discman, terminé por comprar todo en CD. ¿Todo? No. Cuando en Tiendas Tipo (vaya cambio con respecto a las  pequeñas tiendas que frecuentaba antes) pusieron a la venta el segundo LP de Rancid en esta preciosa edición de doble 10 pulgadas en vinilo blanco, Me volvió brevemente la fiebre vinilítica y me lancé a pillarlo.

Sí, es un doble de los que hay que levantarse a cambiar de cara cada dos por tres. Eso si llegas a sentarte. Porque Let's Go no da tregua. Canciones a toda velocidad pero con ritmo para bailar y melodías para tararear. Además son 23 temas. Unos 6 por cada lado. Muy rentable todo.


domingo, 7 de enero de 2018

Lee 'Scratch' Perry & The Upsetters - Super Ape


Diaspor me grabó este LP en formato Cd-r a mediados de los '90. Para entonces ya venerabamos a Lee Perry como el Fuckin' Priest of Reggae. Arkology, su antología en 3 CDs, era nuestra biblia, y nos la sabíamos mejor que un testigo de Jehová recitando versículos por los portales de la ciudad. Super Ape apareció como ese álbum que confirma la grandeza de tu artista favorito. Ese disco al que no le sobra ningún tema. El que nos faltaba para hacernos devotos del Dub.

Si el Dub es raro, este es un disco raro de Dub. Aquí hay elementos vocales que no parecen jamaicanos. Los coros femeninos en Underground o Dub Along. La forma de cantar en Zion Blood. O la voz del propio Lee Perry, un antecedente del Rap.

Busqué este vinilo con ganas. Pero no conseguía una copia a buen precio en Europa. Casi todo son ediciones USA. Por suerte, un vendedor nacional tenía una copia de esta edición de 1999 en Simply Vinyl. Muy lustrosa y lujosa. Como se merece esta joya.




sábado, 6 de enero de 2018

Elvis Presley - The Complete Sun Sessions



Fue durante años la joya de mi colección.  Mis padres tenían un Greatest Hits, también doble, del Rey del rock, que debe de tener ya los surcos borrados de la de veces que lo puse en mi adolescencia. Pero luego descubrí que Elvis no empezaba en Heartbreak Hotel. Había una historia detrás. La del chaval de pueblo que demostró que con talento se podía triunfar. La del héroe que inventó el rock and roll enfrentándose a los convencionalismos de una sociedad pacata y racista. La de un sello mítico, Sun Records, donde grabaron las más fulgurantes estrellas del rockabilly.

Creo que lo pedí como regalo de cumpleaños. Senti que, en mis manos, tenía la piedra angular de todo el rock que vino después. No existía autenticidad más primigenia que esas canciones. En este álbum no había It's Now or Nevers o Burning Loves. Allí estaba la canción con la que todo empezó, That's All Right. Antes de que la sucia maquinaria comercializadora u descafeinadora empezase a funcionar. 

Hay algo de energía bruta en Baby, Let's Play House o Milkcow Boggie. Bill Black slapeando su contrabajo en Just Because. Scotty Moore trazando el camino a los guitar heros venideros en Good Rockin' Tonight. El rock and roll sale a borbotones en esas sesiones.

Es cierto que siempre me sobró el segundo LP. Un par de temas descartados, y lo demás, versiones de las originales o tomas incompletas. No comparto ese coleccionismo completista. 


viernes, 5 de enero de 2018

Pearl Jam - Ten



Sí, tengo el Ten de Pearl Jam en su primera edición española. Lo adquirí hace poco tiempo, como conté en el post dedicado al Harvest Moon de Neil Young. Y sí, también tengo entrada para verles en julio de 2018 en concierto. Será la primera vez que les vea en directo.
Me llama la atención la capacidad que han tenido para mantener intacto su halo de autenticidad que les ha erigido ahora como la legitima banda representante de toda una generación. A mi alrededor se ha levantado una gigantesca ola de súbito interés por asistir a ese concierto. Es alucinante. Cualquiera que tuviese menos de 30 años en los '90, dice querer ir al concierto como si fuera su banda favorita. Signo de estos tiempos retromaniacos que vivimos, donde glorificamos las músicas del pasado, porque quizá las del presente sigan sonando como un mero eco repetitivo de aquellas. Pero también parece como que si yendo a verles pudiésemos regresar a esos tiempos donde, por última vez en la Historia, el rock tenía el poder de salvar nuestras vidas ¿Qué hubiese pasado entonces si Kurt Cobain estuviese vivo? Habrían tenido que buscar un recinto para albergar a un millón de personas, por lo menos.
Confieso que yo les seguí hasta el Yield, aunque a No Code no le hice mucho caso. Tenía una TDK de 90 con el Ten por una cara y el Vs. por la otra. Y luego 2 cintas de 60 para el tremendo Vitalogy y el suave Yield. Todas ellas ya están vendidas. Increíble pero hay gente dispuesta a comprar cintas de cassette grabadas. Será cierto eso de que las cassettes son ahora cool. Por mi parte ansío el momento en que los vinilos de Yield y Vitalogy formen parte de mi colección. Aunque está difícil. ¿Alguien puede explicarme por qué reeditan un álbum en versión doble? Al igual que me pasó con The Sourthern Harmony and Musical Companion,  tardé mucho tiempo en encontrar un ejemplar original noventero a buen precio. La reedición doble supone estar dándole la vuelta al disco cada cuarto de hora. Y Vitalogy es para escucharlo del tirón.
Del Ten acaban de lanzar una reedición en este 2017. La última que sacaron también era un álbum doble. Pero, en esta ocasión no era una versión extendida. Cada disco contenía las mismas 10 canciones, pero en dos mezclas diferentes. Buena forma de tener un doble del que sólo vas a poner uno de los vinilos. El otro no pasará de la primera y curiosa escucha, la del día que te lo compras. Para colmo, la portada era diferente. No se puede cambiar una portada tan mítica a la ligera. Descarté esa versión nada más verla.
Sí, tener el Ten edición original es tener una esquirla del Grial de la esencia noventera. Es como si Proust hubiera podido tener materializado en un objeto el olor de su magdalena. 

jueves, 4 de enero de 2018

Neil Young - Harvest Moon



Neil Young - Harvest Moon
Reprise Records 9362-45057-1

1992 Europe

A principios de los años '90, Neil Young resucitó como artista relevante. Publicó el álbum Ragged Glory y conectó con la incipiente escena Grunge. No sólo porque fuese un disco plagado de distorsión, sino por actitud. La nueva generación no quería brillantina. Así que le apadrinaron como Padrino por su empeño en ir en contra de la lógica comercial de la industria discográfica.  El único artista que había sido demandado por su disquera por hacer música anticomercial. Un tipo capaz de grabar discos de géneros tan dispares como electrónica, country o rhythm'n'blues mientras el mundo le pedía una continuación de Harvest, el LP que le llevó al estrellato. Pero él pretendía ser reconocido por decir verdades sobre Pepsi, Coca Cola, Budweisser en sus canciones. Mucha integridad. Eso molaba a los desgreñados grunges. Y además gastaba camisas de leñador.

De nada de esto me enteré yo en esos años. Ni siquiera supe de la existencia de Ragged Glory. Nachei me grabó varios de sus LPs setenteros (Tonight's the night, Everybody Knows this is Nowhere,  Rust Never Sleep, y cómo no, el Harvest), para demostrarme que Neil Young no tenía nada que ver con  Bob Dylan, al que yo denostaba por plasta. 

Aún no entiendo cómo, pero aquella voz temblorosa me cautivó. Me encantaban sus temas rockeros, pero me emocionaban sus canciones lentas acompañado sólo de su guitarra. Hey, hey, my, my, era la caña, pero Heart of Gold me ensanchaba el alma.

Entre todos esos clásicos estaba la cassette de Harvest Moon. En mi ignorancia supuse que también era un album de la época. Nachei me aclaró que era la, durante lustros, deseada continuación de su disco más famoso. Por fin lo había hecho y le había puesto además un título que lo indicaba a las claras. Lo que yo no sabía entonces es que, siguiendo su trayectoria contracorriente, había grabado un disco lentorro y acústico, cuando todo el mundo esperaba otro trallazo tipo Ragged Glory. El tipo se había marcado una gira bien ruidosa (plasmada en el álbum en directo Weld), teloneado nada menos que por Sonic Youth. La escena estaba dominada por los grupos guitarreros. Y él va y se saca Harvest 2.  Palmo de narices para todos. Y palmo de narices para Crazy Horse, pues volvió a reunir para la ocasión a los Stray Gators, aquellos músicos que reunió en Nashville para crear su LP más célebre.

Cuando me resubió la fiebre del vinilo hace unos años, dispuesto a adquirir todas aquellas cintas de cassette grabadas en formato LP, busqué este disco por internet. Sólo había una edición en vinilo, la original europea de 1992. Había algunas copias a la venta en Discogs por casi ¡¡100 pavos!!. Esperé algunos meses, a ver si aparecia algún vendedor ignorante de su valor que tuviese prisa por deshacerse de ello. Mientras tanto, lo escuchaba en el MP3 del coche (ideal para procurarnos un viaje tranquilo amansando a los niños, e incluso inducirles a la siesta). Los dientes se me hacían más largos a cada escucha. Me resistía a caer en la tentación de soltar tanta pastaka, y tomé el camino de en medio. Me tapé los ojos y compré una copia pirata (unofficial decían en Discogs, donde aún se podían vender). Y bueno, qué decir. Ya lo tenía en vinilo. Aunque el volumen estuviera bajo. Aunque no trajese la hoja interior con las letras y la fotografía de la luna con la espiga. Aunque el color de la galleta fotocopiada estuviera deslucido. Ya lo tenía en vinilo.

Meses después ocurrió. Fue en Wallapop. Alguien colgó el Harvest Moon por 20€. ¿Sería otra copia pirata? Acto seguido colgó el Weld por otros 20€. Estaba claro, eran buenos, del Weld no existía reedición alguna. Le entré con el estoque, mientras él colgaba el Ten de Pearl Jam por 30€. Me contestó que eran de los '90 y que estaban bien cuidados. El tipo de vendedor soñado por mí; aquel que tiene unos raros discos comprados en los '90, que no los ha vuelto a poner, y que decide deshacerse de ellos, para sacarse unas pelillas, pero que no conoce la cotización de su material. Pero, de repente, desaparecieron de la venta. Ya no aparecían en el Wallapop. No podía ser. Le insistí. Y terminó contestando que se había agobiado con la cantidad de gente que le estaba preguntando. ¿Cómo? ¿Que no soy el único a la espera de chollos vinilíticos aquí? Me temí que el tipo subiera los precios al ver la demanda o que se los vendiese a otro aguililla. Además me dijo que no hacía envíos, que si los quería, tenía que ir a un pueblo de Valencia a recogerlos. Casi me da algo. Pero se me encendió la luz. Alguna vez me han comprado cómics y han mandado un mensajero a recogerlos. Así que me tiré el pisto y le dije que 'Mi' compañía de mensajería iría a por ellos a la puerta de su casa. Le dije que no pensaba regatearle nada, que aceptaba sus precios (Weld cotizaba a unos 70€ y el Ten a unos 40€). El tipo aceptó, e incluso me dijo que me regalaba un vinilo que eligiese. Intenté que fuera el Ragged Glory, que aunque lo tenía, podía suponer una sustanciosa venta. Pero ya lo había reservado. Finalmente le pedí el In Heat de The Fuzztones. Estaba ante mi pelotazo vinilítico y yo sin saber cómo hacer por recogerlos. Las compañías, mayormente ofrecen ese servicio a sus clientes. Contratarlo me salía muy caro. Pero, afortunadamente tengo un primo que curra en una de estas empresas. Me lo consiguió gratis. Otra triunfada más de mi gran pelotazo.

Si has llegado aquí, te confesaré una barbaridad: el Weld lo compré únicamente para venderlo. Y con eso conseguir que me saliesen gratis los otros dos. Pero lo escuché cuando lo recibí. No sale de aquí nunca más.

Meses después, y un poco antes de que Discogs comenzase a restringir la venta de discos no oficiales, alguien me compró mi Harvest Moon trucho. Lo había puesto nada menos que a 30€. Una mujer de Manhattan era la compradora. Allí debe de estar girando para alguien menos mitómano que yo, pero igual de feliz al vibrar con estas tremendas canciones.

miércoles, 3 de enero de 2018

Black Sabbath - Sabbath Bloody Sabbath



En plena adolescencia rockabilera, llegó a mí este álbum en forma de cassette. Pepovich, un amigo de clase, me regaló tres cintas que se había encontrado. Ésta, el Vol. 4 también de Black Sabbath y el L.A. Woman de The Doors. La segunda no funcionaba. La última me mostró que el Blues no acababa en John Lee Hooker (el resucitado bluesman tan de moda en aquellos primeros '90). Y la primera me poseyó como al tipo de la macabra portada.

El comienzo del LP me sedujo con la irresistible Sabbath Bloody Sabbath. Aquello era Rock and Roll a toda velocidad, nada podía ir mal. Al menos hasta que la canción tiene ese cambio de ritmo diabólico, y entonces, el oscuro riff rockero me hipnotizó. Me dijo, "Desecha tus estrechos prejuicios puristas a partir de aquí, pipiolo. Nunca habías escuchado un Rock como este. Aquí vale todo. Deja que la melodía entre muy profundo en ti. Cuando acabe la cinta, olvidarás esto. Pero entrarás en trance siempre que vuelvas a escucharla. ¡Ah!, y nunca criticarás a Black Sabbath".

Solo ese hechizo puede explicar que no quitase la cinta durante la lenta instrumental al piano de Fluff (no podía soportar ninguna balada por aquel entonces), o que no la tirase directamente por la ventana durante la bizarra Who are you (los sintetizadores estaban prohibidos por mi religión).

La voz metálica, desesperada de Ozzy me estaba contando algo. No entendía el inglés, pero estaba claro que no me hablaba de chicas y Cadillacs. No me estaba animando a irme de fiesta. Este tipo se estaba jugando algo gordo. Se había metido en un buen lío con criaturas ectoplasmáticas por andar buscando experiencias paranormales. Títulos enigmáticos como Killing yourself to live me desasosegaban. Who are you me erizaba el vello corporal más recóndito. Pero la cosa acababa bien. No se cómo, pero Ozzy escapaba  del peligro en la siguiente canción. Looking for today, un rock optimista, que me transmitía vitalidad y libertad. Respiraba aliviado y con fuerza para acabar con Spiral Architect, un medio tiempo en el que podía confiar. Todo esto sin saber de qué iban las letras. Una auténtica experiencia parapsicólogica.

Durante años escuché aquella cassette, sin importarme que la de Vol. 4 no funcionase. Cualquiera se embarcaba en otra movida de ese tipo. Bastante viaje me procuraba una sola. Pero, ya en la universidad, encontré a otro hechizado.  Nachei me grabó los 6 primeros LPs de la banda en 3 TDK de 90. Pude sentir  toda la energía satánica rockera de sus riffs pegajosos. Conocí sus éxitos y sus discos más redondos. Por algo Henry Rollins decía aquello de “Sólo debes creer en ti mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath"

Quizá no sea el mejor, pero Sabbath Bloody Sabbath es el que más me gusta. Debe de ser por el embrujo que me echó ese día la guitarra del Iommi.

Aquella cassette la vendí rápido en Todocolección. La venta incluía de regalo el inaudible Vol. 4. Con ello pude financiar parte de la compra de esas piezas en vinilo, siguiendo mi propósito de conseguir en ese formato aquellos álbumes que conocí en cassettes grabadas. La copia que tengo incluye la carpeta abierta, con una fantasmagórica fotografía del grupo en el interior. Y la imagen de la portada es de esas que necesitaban el formato grande para ser bien apreciada. Algo que no estaba pensado para el CD. Y que con la cassette ya requería de una lupa.






martes, 2 de enero de 2018

Stray Cats - Stray Cats (1981)


Stray Cats ‎– Stray Cats
Sello: Arista ‎– I-203.295
País: Spain
Fecha: 1981

Siempre será mi banda favorita. Porque lo fue en mi adolescencia, porque después nunca he tenido una banda favorita y porque ahora me encanta mitificar mis gustos.

No se porqué me compraría este LP. Mis gustos de entonces raramente sobrepasaban el fatídico 1960. Más allá, el rock and roll había muerto. Lo compré en el Discoplay de la calle Hernani. Alli había toda una estantería para rock and roll y rockabilly clásico, y luego, al lado, otra pequeña con el neo y el rockabilly revival. Muy aburrido tenía que estar para curiosear en esta última estantería. Me horrorizaban las portadas de grupos como The Meteors o Skitzo. En mi infancia había sido más de westerns que de pelis de terror. Las letras chorreantes de sangre de The Cramps no me decían nada. Pero esta portada sí. Brian Setzer, sujetando su Gretsch como un Clint Eastwood a punto para disparar su Winchester. Slim Jim Phantom y Lee Rocker con su inquietante mirada ven-si-te-atreves. El diseño, con esa luminosa cortinilla cincuentera, que enmarcaba un sucio garaje.

Tras la primera escucha, se convirtió en mi LP preferido. Conozco cada nota, cada grito, cada ritmo. Escudriñaba la contraportada buscando elementos con los que identificarme, detalles para imitar y parecerme a mis ídolos.

Nadie sabía nada de ellos. Incluso discutíamos sobre si eran americanos o ingleses. Sólo me importaba que nadie tenía más estilo que ellos. Hasta ahora.

Nunca les he visto en directo. Ni juntos, ni por separado en sus interesantes proyectos personales. A principios de los '90, tocaron en las fiestas de la Merced, pero yo no tenía posibilidad de irme a Barna a verles. En su tour de despedida, yo estaba en la India cuando pasaron por Madrid. Espero que en su anunciado regreso de este año, pueda cumplir el sueño de verles en concierto.

Es curioso como, al principio de conocer este LP, me gustaban sobretodo las canciones que más recordaban a Eddie Cochran y Gene Vincent. Las versiones de Double Talkin' Baby o Jeanie, Jeanie,  Jeanie, por supuesto, pero también Fishnet Stockings o Rock this Town.  Pero, años después, fueron Rumble in Brighton y Storm the Embassy, mis preferidas. Esta última canción tenía un sonido rockero, alejado del rockabilly, que nunca volvieron a retomar. Está claro que el contexto en el que fue grabado, el Londres de la New Wave, les influyó para atreverse incluso a probar con ritmos jamaicanos en la fantástica versión del Ubangi Stomp. Al compararla con la original de Warren Smith, en esa época, me daba la vuelta a la cabeza y me dejaba marcar un gol en  contra de mi purismo rockabilero.

Los singles Runaway Boys y Stray Cat Strut, son temas inmortales, y que marcan la diferencia con el rockabilly revival y con el resto de bandas Neo, enviándolas al montón de lo convencional. Stray Cats no son Psychobilly, ni son punks. Son una banda rockabilly pero con un sello propio.




lunes, 1 de enero de 2018

Little Richard - 20 Greatest Hits (Masters)



Little Richard ‎– 20 Greatest Hits
Sello: Masters ‎– MA 0071840
Made in Holland
Fecha desconocida




Inicio este blog presentando el primer vinilo que me compré, allá en mi adolescencia. Sería el año '88. Con 15 años, ya circulaba en transporte público hasta Madrid. Entraba por primera vez en mi Isla del Tesoro, la mítica tiendita de Discoplay de los bajos de Santo Domingo. La conocía como suscriptor de su revista-catálogo, el BID, ese artefacto que alentaba mis más bajos deseos de posesión y acumulación vinilítica. 



Chasco máximo me he llevado 28 años después buscando su referencia en www.discogs.com (mi nuevo y mejorado artilugio para generarme pasiones incontrolables de búsquedas infinitas, dilemas dolorosos y adquisiciones desmesuradas).



Sabía que era una edición barata(499 pesetas me costó y 3'90 € se está pagando por ella en discogs) pero no esperaba que las canciones no fuesen originales. Una escueta nota me dice:




Re-recorded versions from 1976. 




Espera, espera, espera. ¿He estado toda mi vida escuchando versiones setenteras creyendo que eran las auténticas primeras explosiones del  más excelso rock and roll? Sigo investigando con el corazón compungido:





Despite the title, there are studio stereo re-recordings of the Little Richard's Specialty hits of the 1950s and 1960s. Recorded August 1976, piano Dennis Burnside. No audience noise here at all.




Sí. Confirmado. Este disco tiene los días contados en mi colección. Será próximamente sustituido por los dos primeros LP's de Little Richard. Discogs ya me ha informado de que contienen los temas originales de esos sofritos que yo escuchaba en mi adolescencia con solemne pasión, cuando sentía que el rock and roll era tan esencial como el aire que respiraba. 



Esto es empezar un blog pensado para divinizar mi colección de vinilos con un buen traspiés. Por ello, confesaré algo. Este no fue mi primer vinilo. Es cierto que lo compré en Discoplay, pero en una segunda incursión. En la primera, me compré otro 20 Greatest Hits, esa vez de Chuck berry y uno de Buddy Holly, Story of. Me deshice de ambos, por motivos parecidos a este chasco. El de Chuck Berry tenía buenos temas, y buenos chasquidos vinilíticos. El de Buddy Holly era una recopilación que incluía canciones tomadas de actuaciones televisivas (con histéricos gritos de fans incluidos) y temas country de su primer grupo pre-Crickets, con un tal Bob Montgomery. Fueron convenientemente sustituidos por compilaciones adecuadas a su grandeza. Ya dedicaré una entrada a cada uno.

The Pogues ‎– If I Should Fall From Grace With God (1988)

Siguiendo las enseñanzas de The Clash, el Punk expresándose a través del folclore popular. The Pogues era el grupo que más me gustaba...