jueves, 4 de enero de 2018

Neil Young - Harvest Moon



Neil Young - Harvest Moon
Reprise Records 9362-45057-1

1992 Europe

A principios de los años '90, Neil Young resucitó como artista relevante. Publicó el álbum Ragged Glory y conectó con la incipiente escena Grunge. No sólo porque fuese un disco plagado de distorsión, sino por actitud. La nueva generación no quería brillantina. Así que le apadrinaron como Padrino por su empeño en ir en contra de la lógica comercial de la industria discográfica.  El único artista que había sido demandado por su disquera por hacer música anticomercial. Un tipo capaz de grabar discos de géneros tan dispares como electrónica, country o rhythm'n'blues mientras el mundo le pedía una continuación de Harvest, el LP que le llevó al estrellato. Pero él pretendía ser reconocido por decir verdades sobre Pepsi, Coca Cola, Budweisser en sus canciones. Mucha integridad. Eso molaba a los desgreñados grunges. Y además gastaba camisas de leñador.

De nada de esto me enteré yo en esos años. Ni siquiera supe de la existencia de Ragged Glory. Nachei me grabó varios de sus LPs setenteros (Tonight's the night, Everybody Knows this is Nowhere,  Rust Never Sleep, y cómo no, el Harvest), para demostrarme que Neil Young no tenía nada que ver con  Bob Dylan, al que yo denostaba por plasta. 

Aún no entiendo cómo, pero aquella voz temblorosa me cautivó. Me encantaban sus temas rockeros, pero me emocionaban sus canciones lentas acompañado sólo de su guitarra. Hey, hey, my, my, era la caña, pero Heart of Gold me ensanchaba el alma.

Entre todos esos clásicos estaba la cassette de Harvest Moon. En mi ignorancia supuse que también era un album de la época. Nachei me aclaró que era la, durante lustros, deseada continuación de su disco más famoso. Por fin lo había hecho y le había puesto además un título que lo indicaba a las claras. Lo que yo no sabía entonces es que, siguiendo su trayectoria contracorriente, había grabado un disco lentorro y acústico, cuando todo el mundo esperaba otro trallazo tipo Ragged Glory. El tipo se había marcado una gira bien ruidosa (plasmada en el álbum en directo Weld), teloneado nada menos que por Sonic Youth. La escena estaba dominada por los grupos guitarreros. Y él va y se saca Harvest 2.  Palmo de narices para todos. Y palmo de narices para Crazy Horse, pues volvió a reunir para la ocasión a los Stray Gators, aquellos músicos que reunió en Nashville para crear su LP más célebre.

Cuando me resubió la fiebre del vinilo hace unos años, dispuesto a adquirir todas aquellas cintas de cassette grabadas en formato LP, busqué este disco por internet. Sólo había una edición en vinilo, la original europea de 1992. Había algunas copias a la venta en Discogs por casi ¡¡100 pavos!!. Esperé algunos meses, a ver si aparecia algún vendedor ignorante de su valor que tuviese prisa por deshacerse de ello. Mientras tanto, lo escuchaba en el MP3 del coche (ideal para procurarnos un viaje tranquilo amansando a los niños, e incluso inducirles a la siesta). Los dientes se me hacían más largos a cada escucha. Me resistía a caer en la tentación de soltar tanta pastaka, y tomé el camino de en medio. Me tapé los ojos y compré una copia pirata (unofficial decían en Discogs, donde aún se podían vender). Y bueno, qué decir. Ya lo tenía en vinilo. Aunque el volumen estuviera bajo. Aunque no trajese la hoja interior con las letras y la fotografía de la luna con la espiga. Aunque el color de la galleta fotocopiada estuviera deslucido. Ya lo tenía en vinilo.

Meses después ocurrió. Fue en Wallapop. Alguien colgó el Harvest Moon por 20€. ¿Sería otra copia pirata? Acto seguido colgó el Weld por otros 20€. Estaba claro, eran buenos, del Weld no existía reedición alguna. Le entré con el estoque, mientras él colgaba el Ten de Pearl Jam por 30€. Me contestó que eran de los '90 y que estaban bien cuidados. El tipo de vendedor soñado por mí; aquel que tiene unos raros discos comprados en los '90, que no los ha vuelto a poner, y que decide deshacerse de ellos, para sacarse unas pelillas, pero que no conoce la cotización de su material. Pero, de repente, desaparecieron de la venta. Ya no aparecían en el Wallapop. No podía ser. Le insistí. Y terminó contestando que se había agobiado con la cantidad de gente que le estaba preguntando. ¿Cómo? ¿Que no soy el único a la espera de chollos vinilíticos aquí? Me temí que el tipo subiera los precios al ver la demanda o que se los vendiese a otro aguililla. Además me dijo que no hacía envíos, que si los quería, tenía que ir a un pueblo de Valencia a recogerlos. Casi me da algo. Pero se me encendió la luz. Alguna vez me han comprado cómics y han mandado un mensajero a recogerlos. Así que me tiré el pisto y le dije que 'Mi' compañía de mensajería iría a por ellos a la puerta de su casa. Le dije que no pensaba regatearle nada, que aceptaba sus precios (Weld cotizaba a unos 70€ y el Ten a unos 40€). El tipo aceptó, e incluso me dijo que me regalaba un vinilo que eligiese. Intenté que fuera el Ragged Glory, que aunque lo tenía, podía suponer una sustanciosa venta. Pero ya lo había reservado. Finalmente le pedí el In Heat de The Fuzztones. Estaba ante mi pelotazo vinilítico y yo sin saber cómo hacer por recogerlos. Las compañías, mayormente ofrecen ese servicio a sus clientes. Contratarlo me salía muy caro. Pero, afortunadamente tengo un primo que curra en una de estas empresas. Me lo consiguió gratis. Otra triunfada más de mi gran pelotazo.

Si has llegado aquí, te confesaré una barbaridad: el Weld lo compré únicamente para venderlo. Y con eso conseguir que me saliesen gratis los otros dos. Pero lo escuché cuando lo recibí. No sale de aquí nunca más.

Meses después, y un poco antes de que Discogs comenzase a restringir la venta de discos no oficiales, alguien me compró mi Harvest Moon trucho. Lo había puesto nada menos que a 30€. Una mujer de Manhattan era la compradora. Allí debe de estar girando para alguien menos mitómano que yo, pero igual de feliz al vibrar con estas tremendas canciones.

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