martes, 26 de febrero de 2019

Killing Joke ‎– Killing Joke (1980)


Hoy traspaso este vinilo. Si amplias la imagen verás que ese triángulo azul no pertenece a la ilustración de portada. Es una pegatina avisando de que el álbum estaba a buen precio. Y además está incompleta, le faltan un par de esquinas. He aquí la historia de un desastre.

Desde que escuché por la radio un tema de Killing Joke se convirtió en una obsesión hacerme con su primer LP. No podía creer que en 1980 se hiciera ese sonido que siempre consideré invención de Ministry. Y no podía creer que hasta ahora no conociese a esta impactante banda. 

Se cotiza alto en discogs, y tiene pocas ediciones (más incredulidad aún). Había uno en venta en wallapop pero con 2 pegatinas en la portada. El tipo me hacía precio pero preferí esperar. Escuchaba el CD en el coche y mi ansia crecía. No aparecía ninguna copia a buen precio. Volvi al de las pegatinas. Antes me leí varias páginas de trucos para retirarlas sin dañar la portada. No parecía complicado. Llegó el paquete y mientras lo ponía en el plato, dejé un buen rato la carpeta en el radiador. Según varias personas, eso reblandece el pegamento y facilita su retirada. La pegatina  más pequeña salió sin dificultad. La otra no había reblandecido nada. Es de papel. Y quizás ya no tenga ni pegamento. Estará fundida con la portada, pues no es plastificada, sino mate. Fui un paso más allá. Apliqué calor con un secador. Con cuidado pues había riesgo de tostar el cartón. Intenté sacar una esquina. Se despellejó. Oh no, oh no. Apliqué más aire caliente con la esperanza de poder tirar de otra esquina. Volvió a hacerse otra tira. Argh!

Busqué otros métodos. Hay por ahí auténticos pirados de las portadas impolutas, capaces de experimentar con cualquier cosa con tal de conseguir su fin.  Alcohol, aceite de oliva o gasolina. Terminé pillando un bastoncillo de algodón e impregnando un borde de la etiqueta con aceite de oliva (me pareció lo menos abrasivo). El manitas en cuestión decia que el aceite de oliva era mano de santo. Que disolvía el pegamento reseco y la pegatina salía sola. Eso sí, era imprescindible muchísima paciencia. No era compatible con la crispación que sentía ante mi torpeza anterior. La maldita pegata no salía y, además, el aceite se filtró en el cartón de la cubierta, apareciendo un círculo de grasa. Grrr!!! Inmediatamente puse el disco a la venta en discogs. Barato. Ya aparecerá otro.

Un par de meses después me lo han comprado. Supongo que al comprador no le importa que tenga pegatina, como aviso en el anuncio. A mí sí me fastidia el disfrute de una portada tan maravillosa esa absurda etiqueta.

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