Doble disco en directo que recoge la energía de un concierto de unos Stones ya convertidos en dinosaurios del Rock. El repertorio selecciona sus temas más afilados y potentes, con predominio de canciones de finales de los '60 y principios de los '70. La Cara 3 del álbum es una joyita: 4 versiones de temas clásicos de Blues grabados en un pequeño Club, El Mocambo, en Toronto. Contrasta con el resto del disco, registrado en un multitudinario concierto en Paris. Diseño de portada a cargo de Andy Warhol, que retrata a la banda fagocitándose a si misma.
Me lo compró mi padre en el kiosco donde él compraba el periódico. Era la primera entrega de una colección llamada Rock, la música y los intérpretes. Venía acompañada de un fascículo, el capitulo 1 de la Historia del Rock. Además, otro cuadernillo con el resumen de la obra y un repaso a lo más importante que pasó cada año en la cultura musical. La de veces que leí ese cuadro sinóptico, flipando con conceptos indescifrables entonces como "sonido chicle" o "glam rock". Creo que venia junto al Axis Bold As Love de The Jimi Hendrix Experience, como oferta de lanzamiento. Pero, mis ilusiones de hacer la colección fueron rápidamente frustradas por la negativa de mi padre a comprarme más fascículos. Sólo conseguí uno más, el Blood on the tracks de Bob Dylan.
Debo confesar que ninguno de los tres me entusiasmó entonces. El de Dylan nunca lo consiguió, y terminé vendiéndolo por aburrimiento. El de Hendrix me producía una deliciosa desazón, que aún hace que lo ponga de vez en cuando, como para mantener su misterio sin desentrañar del todo. Pero este directo de los Stones me frustraba. De primeras, no estaba mi canción favorita, Satisfaction. Y aunque había bastante rock and roll, me parecía que tocaban mal. Las guitarras no definían bien, sonaban dispersas, deshilachadas, perezosas. Disfrutaba más la cara grabada en el Mocambo. Más clásica y mas comprensible para un rocker purista como yo era con 14 años. Este recuerdo ( unido a la baja puntuación en Allmusic) hizo que estuviera a punto de ponerlo a la venta. Pero su escasa cotización y que le pegué un par de escuchas (al principio remolonas), me libraron de un craso error.
Me lo compró mi padre en el kiosco donde él compraba el periódico. Era la primera entrega de una colección llamada Rock, la música y los intérpretes. Venía acompañada de un fascículo, el capitulo 1 de la Historia del Rock. Además, otro cuadernillo con el resumen de la obra y un repaso a lo más importante que pasó cada año en la cultura musical. La de veces que leí ese cuadro sinóptico, flipando con conceptos indescifrables entonces como "sonido chicle" o "glam rock". Creo que venia junto al Axis Bold As Love de The Jimi Hendrix Experience, como oferta de lanzamiento. Pero, mis ilusiones de hacer la colección fueron rápidamente frustradas por la negativa de mi padre a comprarme más fascículos. Sólo conseguí uno más, el Blood on the tracks de Bob Dylan.
Debo confesar que ninguno de los tres me entusiasmó entonces. El de Dylan nunca lo consiguió, y terminé vendiéndolo por aburrimiento. El de Hendrix me producía una deliciosa desazón, que aún hace que lo ponga de vez en cuando, como para mantener su misterio sin desentrañar del todo. Pero este directo de los Stones me frustraba. De primeras, no estaba mi canción favorita, Satisfaction. Y aunque había bastante rock and roll, me parecía que tocaban mal. Las guitarras no definían bien, sonaban dispersas, deshilachadas, perezosas. Disfrutaba más la cara grabada en el Mocambo. Más clásica y mas comprensible para un rocker purista como yo era con 14 años. Este recuerdo ( unido a la baja puntuación en Allmusic) hizo que estuviera a punto de ponerlo a la venta. Pero su escasa cotización y que le pegué un par de escuchas (al principio remolonas), me libraron de un craso error.
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